Marie Neaves: La triatleta de 72 años que convirtió el dolor en fuerza

 



En la vida, hay momentos que nos detienen por completo. En el caso de Marie Neaves, ese momento llegó en el 2004, cuando tenía 56 años. Ese año, perdió a su esposo y a su madre, y su hijo menor fue diagnosticado con la enfermedad de Hodgkin. “Necesitaba encontrar un lugar donde no tuviera que pensar”, recuerda. Cansada emocionalmente y buscando un refugio para su mente y su espíritu, encontró consuelo en un lugar inesperado: la piscina.



Marie no era nadadora. De hecho, su relación con el agua había sido recreativa, simplemente compartiendo momentos con sus hijos. Pero en medio del caos emocional, nadar se convirtió en una forma de meditar, de recuperar el aliento y de encontrar paz en el movimiento. Día tras día, brazada tras brazada, no solo encontró equilibrio mental, sino también una transformación física: su cuerpo se fortalecía, se sentía con más energía, y con el tiempo, incluso dejó de tomar medicamentos para el colesterol.


El primer paso hacia la competencia

En 2005, un anuncio en su comunidad le cambió la vida. Prometía “diversión, compañerismo y acondicionamiento físico” en las olimpiadas para adultos mayores de Delaware. Curiosa y animada, Marie se inscribió. Lo que parecía una experiencia puntual, se convirtió en el inicio de un viaje inesperado. Tras ganar medallas en natación en esos juegos, fue invitada a competir en los National Senior Games en Palo Alto, California. Allí, en 2009, volvió a casa con medallas de oro, plata y bronce, además de registrar uno de los mejores tiempos nacionales en estilo pecho.


Nada mal para alguien que no había nadado profesionalmente en su vida. “Ni siquiera nado estilo libre. Solo hago pecho y espalda”, confiesa Marie con humildad.


El triatlón: una nueva frontera

Después de su éxito como nadadora, Marie sintió el llamado de un nuevo desafío: el triatlón. Comenzó con un pequeño evento que combinaba natación en piscina, ciclismo y una corta carrera. Aunque fue exigente, para Marie fue una revelación. “Después de la carrera pensé: ‘Eso fue fantástico’. Todos los demás me miraban como si estuviera loca”.


Pero el entusiasmo era real. A partir de entonces, entrenó seis días a la semana, alternando entre correr, andar en bicicleta y nadar. Poco a poco, las distancias aumentaron, así como su confianza y resistencia. Su determinación la llevó más lejos de lo que había imaginado.


En 2013 se inscribió en su primer medio Ironman: 1.2 millas nadando, 56 millas en bicicleta y una media maratón de 13.1 millas corriendo. Lo completó con éxito. Y no fue el único. Participó en múltiples medios Ironman en distintas ciudades e incluso en Luxemburgo, su país natal, donde fue alentada por sus hermanas.


Superar límites… y seguir sonriendo

En 2017, su constancia y sus buenos tiempos la llevaron a un nuevo nivel: fue invitada al campeonato mundial de triatlón en Chattanooga, Tennessee. Aunque fue descalificada por no completar a tiempo la sección de ciclismo en una ruta montañosa y exigente, Marie no lo vivió como un fracaso. “Toda la experiencia fue maravillosa. Estaba orgullosa de haber sido invitada”, dice. En lugar de lamentarse, celebró con sus familiares y amigos que habían viajado para verla competir.


Y la historia no termina ahí. A sus 72 años, volvió a clasificar a un campeonato mundial, esta vez en Edmonton, Canadá. La pasión por el deporte, la disciplina del entrenamiento diario y el deseo de superarse siguen vivos.


Mucho más que una atleta

Marie Neaves es bibliotecaria a tiempo parcial en Odessa, Delaware, desde hace 30 años. Es madre, hermana, amiga y una mujer resiliente que descubrió en el deporte una forma de sanar y de reinventarse. Hoy afirma que el ejercicio le ha dado estructura, energía y un propósito diario. “No importa dónde me encuentre, necesito salir a correr en la mañana. Ya es parte de mí”.


Sus hijos, que al principio pensaron que era solo “una etapa”, hoy la ven como un ejemplo viviente de compromiso y fortaleza. Y es que la historia de Marie no solo habla de triatlones, récords o medallas… habla de renacer después del dolor, de encontrar luz en medio de la oscuridad, y de apostarle a uno mismo cuando la vida parece haberse detenido.


🌟 Conclusión

Marie Neaves nos enseña que nunca es tarde para descubrir una nueva pasión, que el movimiento puede ser medicina, y que el verdadero éxito está en la decisión de avanzar, incluso cuando el camino se presenta cuesta arriba. Con cada brazada, pedaleo y zancada, Marie nos inspira a creer que siempre es posible empezar de nuevo, sin importar la edad, las circunstancias o las dudas.





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